30 abril 2005
¿COLEGAS???
Hasta hace nada yo tenía un hijo de lo más normal, con sus hoyuelos cuando se reía, su carita gordecha, sus ojazos y su voz linda… un niño majo, relativamente obediente y que además comía casi de todo… de hecho un tamagochi daba más problemas que el… ahora….ahora tengo un adolescente… que no es la misma cosa se mire como se mire.
Ponga un adolescente en su vida y podrá comprender la dimensión de lo que digo.
La transformación no ocurre poco a poco para que te de tiempo a acostumbrarte, no… sobreviene de pronto, aquí te pillo aquí te mato, le “eclosiona” por dentro y por fuera y ala… sin anestesia ni nada.
Ahora su vocecilla de bebé se ha convertido en una mezcla de barítono cazallero y gallo Kirico, que parecieran poseerlo varias personalidades a un tiempo. Desprecia la ropa de cualquier color que no sea negro o gris… vamos…la alegría de la huerta… pone los ojos en blanco por cualquier cosa, bufa, suspira ante cualquier situación, es sordo a todo y a todos y tan pronto no dice palabra durante horas como te extenúa con tanta cháchara. De su cuarto mejor no hablar… hace meses que no encuentra el suelo de tanta cosa como tiene tirada…
Pero lo que me hizo ser realmente consciente del cambio fue el día en que le dije algo así como: “Mira, o recoges tu habitación o… cuento hasta tres”.
_ …¿y?
_ ¿como que y?
_ si… que cuentas tres… ¿y luego que?
_ ……........
Se acabaron para siempre los conjuros mágicos del “todo lo puede mamá”… del “cura sana culito de rana” (bueno eso nunca sirvió de gran cosa)… y del “cuento hasta tres como no obedezcas”.
Que yo me enfade con él, le preocupa ahora tanto como que me meta a monja cartujana, por lo que me he descubierto diciéndole cosas que me juré que jamás saldrían por esta boca: “O te pones a estudiar a la voz de ya … o te quedarás castigado sin la play los próximos veinte años de vida sensible… ¿es que no quieres ser un hombre de provecho algún día?.…
¡Ay señor, que yuyu!!! mira que si resulta que me estoy convirtiendo en mi madre…
Mi amiga, esa que es tan sincera, me dice que no le dejo respirar… pero no, él respira divino, soy yo la que estoy sin fuelle.
_ Niña confía en él… ¿ya no te acuerdas de cuando tu tenías su edad?
_ Pero si es eso… que por que me acuerdo casi mejor no confío mucho… no vaya a ser…
El caso es que hoy, mientras comíamos, pregunta como quien no quiere la cosa:
_¿…esto se me curará solo o tengo que ir al médico?...
_ no hijo que va, se te pasará dentro de unos años cuando madures… al menos en eso confiamos todos…
pero remangándose dice:
_ me refiero a esto…
…cuando ves un mazazo así en medio del brazo… hinchado… morado… tumefacto… del tamaño de una pelota de tenis… el primer impulso es gritar…
Pero respiras hondo y sólo articulas: “¿cómoooo te has hecho eso???”... no preguntas si le duele… en ese momento te da igual… en ese momento solo quieres saber cómo se ha hecho semejante barbaridad. Eso si: aparentando tranquilidad.
_ “…. bueeeno…bahhh… nada… no se bien como…”
Pero cómo no va a saber bien… ¿¿¿es que de pronto se ha vuelto lelo y de corcho??? …si hasta hace dos días lloraba si se hacía un arañazo de nada…
_ mira… a mi eso me parece una patada….
_ ah pues eso va a ser… si
¿Cómo? ¿cómo que eso va a ser? ¿la patada de quien? ¿cuándo? ¿por qué?... ¡¡¡Que le corten la pierna a la bestia parda que le pegó a mi niño!!!… ay que no, que ya no es tu niño mema… que ya es sólo tu adolescente… y si me apuras vete quitándole el “tu”
Y respiras hondo de nuevo.
Al final sólo fue un amigo al que él llamó “gordo de mierda” y entonces se liaron … ¿…….??... pero todo fue en plan bien… de colegas…
¿Cómo de colegas?... ay… pues mira que bien que ahora estoy mucho mas tranquila hombre… pero que muchísimo más…
Entonces empecé con aquello de que la violencia no lleva a ninguna parte y que la amistad es otra cosa y que las cosas se resuelven dialogando… pero lo que en realidad sentía yo en ese instante era una demencial necesidad de descabezar al demente ese de la patada y al él por tarado mental.
Estaba yo en pleno conflicto conmigo misma cuando mi marido, que no había abierto la boca hasta entonces, dijo muy serio: “Sólo espero que el otro esté peor que tú…”
…y, por cínica que parezca, en el fondo de mi corazón... desee que eso fuera totalmente cierto…
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